Historia de Perú, siglo XVII: los virreyes y los terremotos de Lima

Tras Luis Jerónimo de Cabrera, en 1639, llegó al trono del virreinato Pedro de Toledo, 1st marqués de Mancera. Pedro de Toledo era hijo de Don Luis de Toledo, IV Señor de Mancera, y de su segunda esposa Isabel de Leiva. Sirvió en los ejércitos españoles en Italia, alcanzando el rango de teniente general en las galeras reales de Sicilia (en Nápoles). El rey Felipe IV de España elevó su título de señor a marqués de Mancera en 1623. A partir de entonces sirvió ocho años como gobernador y capitán general de Galicia, en España.

Su reinado en el Perú destaca por haber dado tierras a los nativos, cabreando a los españoles que vivían allá, para empeorarlo, se las dio y les prohibió venderlas, para evitar que personas con poder se apoderaran fácilmente de ellas. Esto trajo problemas, pero fue algo significativo para la erradicación de la esclavitud.

Empezó a hacer contratos con los nativos; pues muchos no tenían recursos para poder aprovechar sus tierras, por ello, se las ayudaba con la materia prima para que así pudiesen pagar sus impuestos y poder conseguir su propia comida.

Fue por el 1640 que Portugal se separó de España, por ende, las tierras que les pertenecían a los portugueses se separaron del virreinato, es decir, Brasil; y poco a poco los portugueses se separaban de los virreinatos. Bueno, esto realmente de separarse era de esperarse. Españoles y portugueses han sido enemigos universales; esto lo vemos reflejado en América entre los conflictos contantes que tenían con los guaraní que empezaban a ser acogido por los españoles. Los cierto es que esta separación trajo pequeños conflictos tanto en América como allá en Europa. A partir de aquí Portugal empezó la invasión de las amazonas en masa, mandando al carajo el viejo tratado de Tordesillas, bueno, nada es eterno, ¿eh?

En literatura del siglo destaca Lunarejo por sus obras en español, latín y quechua. También María Rojas de Garay por su obra Epístola a Bolardo y Juan del Valle y Caviedes por su obra Diente del Paraíso.

Con los ataques constantes de los piratas (además de que estaban en plena guerra anglo-española) mejoró el ejército y mandó a forzar seguridad en ciudades como Cartagena de Indias (en Colombia), Buenos Aires (en Argentina), Valdivia y Valparaíso (en Chile) y el Collao en Perú. Esto fue especialmente en Collao, pues era un puerto muy importante que constantemente era atacado por piratas neerlandeses. Para ellos empezó a hacer fuertes y murallas por todas partes, ordenó la construcción de muro defensivo de 4 kilómetros (2,5 millas) de largo, que se completó en 1647. Hizo galeones y otras estructuras. 

El gobernador de Chile también mejoró el ejército de sus tierras debido a los rumores de colonias que los neerlandeses planeaban hacer; estos incluían mosqueteros y arcabuces tanto españoles, criollos y nativos (mapuche).

Tras finalizar su trabajo, regresó a España (como lo hacían la mayoría de los monarcas en América) y murió seis años después. Lo cierto es que llegó al mandato, en 1648, García Sarmiento de Sotomayor, II Conde de Salvatierra.

Eran ya los tiempos donde empezaron a surgir pueblos solamente de jesuitas. ¿Y quiénes son los jesuitas? Pues bien, son hasta hoy una orden religiosa dedicada a diversas actividades religiosas con el fin de ir hacia la salvación y perfección de los prójimos. Bueno, en palabras sin anestesia son simplemente hombres con derechos religiosos ante público. Esta orden, llamada Compañía de Jesús, fue creada por los españoles y aprobada por la Iglesia de Roma.

En el Perú, cerca de la Amazonas, por estos años empezaron a crear pequeños poblados dedicadas a estas personas de esta orden, las Misiones Maynas. García Sarmiento de Sotomayor terminó su reinado en Perú en 1555, lugar donde cuatro años después moriría a causa de una enfermedad.

Llegó, en 1656, Luis Enríquez de Guzmán, quien le había ido muy bien en el Virreinato de Nueva España. Pero no tuvo buena suerte, al llegar en Chile revivió la guerra de los mapuches, era la Sublevación del Mestizo Alejo, un hijo de un mapuche y una española que inició una rebelión contra los españoles. Además, un terremoto más azotó al Callao, un lugar super importante para virreinato.

De estos tiempos está la leyenda del Buscón de las Indias, Pedro Bohórquez, un tipo que había sido encarcelado tras pedir una expedición al virrey después de llegar a Lima en busca de riqueza y fama (hay muchas leyendas de españoles así), pero esta fue un fracaso y fue encerrado. Sucede que este escapó y llegó a Tucumán donde conoció a los calchaquíes, unos rebeldes que desde tiempos de las conquistas habían iniciado rebeliones, está la famosa Primera Guerra Calchaquí: fue una de las causas por la que Tucumán se separó de Chile. En el siglo XVII atacaron establecimientos españoles y quedaron en conflictos con estos durante siete años más, era la Segunda Guerra Calchaquí.

Pasa que los calchaquí no se sometió a los españoles y vivían apartados de estos, sin embargo, Pedro Bohórquez tenía un parecido a los nativos y llegó a estos y los engañó diciendo que era el último descendiente de los monarcas incas, se apodó Inca Hualpa y les prometió que los libraría de los españoles si estos les enseñaban el oro que tenían. Estos lo hicieron su rey (al estilo incas, por cierto, pues los calchaquí había sido sometidos por los incas por lo que conocían muy bien sus costumbres). Lo cierto es que llegó ante los españoles y les permitió establecer su reino, pero esto solo duró dos años, pues este Pedro Bohórquez decidió ir a atacar a los españoles con sus calchaquíes y apoyo de jesuitas, y así estalló la Tercera Guerra Calchaquí, en la cual ganó terreno con ayuda de los Quilmes. Pedro Bohórquez decidió entregarse a los españoles y fue enviado a Lima donde finalmente fue ejecutado (por lo menos eso se cree). Los calchaquíes, como otros pueblos diaguitas, fueron sometidos a la esclavitud.

Era muy común que los españoles no tuvieran piedad con los pueblos que más problemas causaban, por ellos los esclavizaban y deportaban.

Las minas del Potosí empezaron a declinar por este tiempo y habían entrado en la falsificación de monedas (las crearon con plata y cobre) y corrupción. El virrey al darse cuenta ordenó la ejecución de los lideres de estas fábricas. Poco después por el Perú, en Puno, aparecieron botines.

Llegó, en el 1661, Diego de Benavides, gran colega de un juez llamado Juan de Padilla. Este apoyaba mucho a los nativos, en consecuencia, fue un reinado positivo para estos. Al virrey no le gustó la mala vida que llevaban los esclavos, particularmente por su educación y condiciones laborales. Para abordar estas preocupaciones, emitió la Ordenanza de Obrajes (Ordenanza de Manufacturas) en 1664. Esto era un aumento del salario de los trabajadores y mucho más respecto al descanso. También construyó hospitales para estos y un teatro en Lima. Se aseguró de esto obligando que los corregidores en sus juicios que demostraran que cumplían con el reglamento.

En 1666 llegó Bernardo de Iturriaza, quien tomó el cargo de virrey de Perú en dos ocasiones. Este lo dejó en 1667 y llegó Pedro Antonio Fernández de Castro que en su ausencia en Lima fue sustituido por su esposa, Ana Francisca de Borja, quien gobernó como la primera mujer. Hizo muchas cosas buenas como la reducción de la mita. Aunque también tuvo que enfrentarse a las familias prosperas de las minas de Perú. También se construyeron hospitales y lugares para prostitución. Es de estos años la capilla de Nuestra Señora de los Desamparados, aquí Santa Rosa se convirtió en la primera criolla en ser Santa Católica. Aunque también es de esta época el primer santo mulato o el esclavo negro señor de Pachacamilla, el que hizo la imagen de cristo en una pared que en 1667 toma relevante importancia tras el terremoto en Perú, fue uno de los más terribles datados.

Y hablando de Pinturas de este siglo son Georgrio Vázquez de Arce y Caballos por sus pinturas barrocas. Otros fueron Miguel Santiago y Luis de Riaño.

En 1672, tras la muerte de Pedro Antonio Fernández de Castro, volvió Bernardo de Iturriaza, aunque estuvo de interino Álvaro de Ibarra que intentó la reducción de las mitas, pero fracasó; murió terminado con su reinado. En 1674 llegó Baltasar de la Cueva, un rico empresario de la corte española.

Con él la economía se mejoró, pues puso novedades en el Virreinato del Perú. Puso un presupuesto anual, limitando en ciertos gastos, como el gasto público que fue menos. Para evitar la corrupción, las cuentas debían llevar su firma y así administrar mucho mejor el dinero. Esto no les gustó a los comerciantes, pues ya no les iba tan bien como antes, por lo que hubo quejas constantes lo que acabó con su reinado.

En 1678 llegó Melchor Liñán y Cisneros, un obispo de Santa Marta y Popayán en Colombia, arzobispado en Chacra en Bolivia y arzobispado de Lima. No hay mucho que decir, redujo considerablemente la esclavitud a los nativos e incluso con los pueblos más rebeldes como los mapuches en Chile.

En el 1681 Melchor de Navarra, duque de Palata se convirtió en virrey y continuó con lo anterior, nuevos derechos para los nativos persiguiendo a los españoles que abusaban de estos. Realmente por estos tiempos mayormente los que eran esclavizados eran los negros africanos. También construyó fortificaciones en algunas ciudades como Lima; esto para defenderse de los piratas ingleses. Pero ojo, las murallas realmente quedaron en contrición; pues hubo en 1687 un terremoto nuevamente, matando a 600 personas allí y 700 en el Callao: edificios, iglesias y hasta granjas; el palacio virreinal fue uno de estos edificios. El virrey y su esposa tuvieron que tomar hasta de su propio dinero para socorrer la crisis.

 

Pintura Plaza Mayor de Lima |Autor desconocido | Pintura en el Museo de América de Madrid

Melchor Portocarrero, III Conde de Monclova fue el elegido para ser el siguiente virrey, tenía un brazo de metal tras perder su barco en una batalla.

Se dedicó básicamente a la reconstrucción de Lima como el palacio de Lima, la catedral, la real audiencias y las iglesias. También el cabildo, lugar donde se reunían personas importantes para cuestiones administrativas. Reconstruyó escuelas como la Beaterio de Nuestra Señora de Copabacabana, Lima, o el Beaterio de Amparadas o Arrepentidas (de huérfanas). Con esta reconstrucción se aprovechó para mejorarlas, como el puerto de Callao que también fue muy afectado por el terremoto.

Blancos, los más pobres, protestaron por los nuevos derechos de los nativos y mestizos, pues se les permitía ir a las universidades donde salían con cargos sumamente importantes. Pero tras las protestas el virrey lo que hizo fue aumentarles el salario a los nativos, especialmente a los mineros, incluyendo a los negros. Además, contribuyó con ayuda a Jamaica que sufría constantemente ataques de piratas. Y estos piratas atacaron ahora Cartagena, por 1696, durante la Guerra de los Nueve Años. Hechos para conocer mucho mejor en la historia de Francia en el siglo XVII. Poco después hubo un terremoto terrible en Quito.

Para terminar este siglo en Perú hay que mencionar la Guerra de la Sucesión Española que acabó con la Casa de Austria (España) de los Habsburgo y el acenso de los Borbón; pues esto tendría efecto indudablemente en el Virreinato del Perú.

FRANCIA EN EL SIGLO XVI